Pese a la represión, miles de jóvenes no se
cansan de exigir educación gratuita para todos.
Manifestación por la educación pública
gratuita. 27 de septiembre de 2012
Texto: José Luis Morales. ( Corresponsal de ARN en Chile)
Fotos: Jaime Barrera.
Una vez más la tierna flor de una educación
distinta y gratuita, sueño compartido de miles de jóvenes y niños chilenos, se
vio marchitada este jueves por el aparato represor del Gobierno empresarial de
Sebastián Piñera.
Pese a todas las trabas, cerca de 70 mil
personas se reunieron desde temprano frente a la Universidad de
Santiago, y comenzaron a marchar a eso de las 11:30 de la mañana según la ruta
trazada en una marcha que estaba autorizada. La ciudad gris una vez más se
teñía de colores y cánticos de utopía, ¡Educación gratuita!, ¡Poder Popular!
las consignas. Muchos otros miles hacían lo propio, en otras ciudades del país.
Hasta que la columna llegó a un punto en que,
según el tramo autorizado, debía desviarse para no dejar que los jóvenes
soñadores pasaran por la prostituida casa de Gobierno, esa donde a punta de
tanquetas y bombazos se obligó a todos los chilenos a asumir el camino del liberalismo
extremo del capital, ya sabemos, un 11 de septiembre de 1973.
Punto en la historia desde donde progresivamente
el Estado dejó de ser para toda la gente, y se transformó en un mero lobbista
de los intereses económicos del empresariado chileno e internacional, incluido
el negocio de la educación.
Pero los jóvenes
son porfiados, el derecho a manifestarse no se pide, se toma, y está
garantizado, incluso, en la nefasta constitución heredada del dictador, y ellos
lo saben y lo hacen valer. Ante la insistencia juvenil, Carabineros no esperó
ni diez segundos y comenzó su ya tradicional danza de gases, bombas, empujones
y escopetazos, contra esa masa de niños soñadores imbuidos en su porfía, que no
es más que su persistente rebeldía encauzada en la lucha de conseguir una mejor
educación para las futuras generaciones.
Más rato, extrañamente un bus del transporte
público se hallaba abandonado en plena ruta de la marcha, provocando, esperando
que algún niño revoltoso motivado por la injusticia que le toca vivir a diario,
atrapado por la monotonía de una vida que no le abre espacios y por el aire
irrespirable que a esa hora dejaba el actuar policial, se ensañara contra él.
Pero no, los cabros aprendieron la lección, y
sin más pensar lo rallaron entero con la palabra “MONTAJE” bien grande,
acusando el proceder premeditado para empeñar mediáticamente el sueño de una
sociedad mas justa y libre.
Carabineros empezó luego con el segundo
movimiento de su baile tradicional, varios piquetes policiales se comenzaron a
desplegar, tanquetas lanza gases, balines de pintura, y ya no solo contra los
que querían traspasar las barreras, sino que contra todo aquel que se
encontrara ahí a esa hora en ese lugar, incluso en la ruta supuestamente
autorizada. “Circule, circule” ordenaban, con la luma en la mano y la pistola
en la cadera, con la armadura grotesca y el escudo prepotente. A la masa de
niños había que disolverla como fuera, es mucho más importante restablecer el
tránsito, que dejar soñar a los niños y jóvenes.
Toda la estética represora, los camiones, los
buses, los tanques, las escopetas, el aire irrespirable de la nube pálida y
tóxica, hacen ver reducidas a meros caramelos cualquier piedra y barricada,
lanzada y levantada en la vía con el
objetivo de resistir, las que en el escenario actual de un Chile absolutamente
secuestrado por la clase política y empresarial, a veces rondan lo lógico y
natural.
Hablo de un Chile secuestrado, porque así
estamos, atrapados entre la cordillera y el mar, obligados a “pagar fianza” por
todo lo que a nuestra mente se nos ocurra, incluidas todas esas cosas que en
otras latitudes son considerados derechos humanos básicos y esenciales. Educación,
Salud, vivienda, cultura, todo tiene un costo para la gente en este país, donde
el Presidente está convencido y orgulloso de que todo sea un “bien de consumo”.
Si quiere algo, trabaje, agrega.
Solo ayer en una entrevista por la televisión,
el ministro de Educación reiteraba que para ellos la Educación gratuita y de
calidad era injusta dentro de un Chile que es desigual. En otras palabras,
reconoce que el país es de los más desiguales a nivel mundial, y prefiere
mantenerlo así, en vez de entregar educación gratuita y desecha la posibilidad
grandiosa que representa la educación gratuita para todos de cambiar esta
realidad.
Secuestrados estamos, cuando una riqueza
estratégica como el Litio y el Cobre pasan a manos privadas sin ninguna
consulta, por una mera vía administrativa, como si fuera un aguinaldo de
fiestas patrias para los poderosos, como ocurrió esta misma semana
Secuestrados estamos, si nuevamente se cierra
otro periódico como es La
Nación , mientras un medio cómplice y golpista como El
Mercurio, sigue operando y marcando la agenda aunque muy pocas personas de
verdad lo lean. También ocurrió esta semana.
Frente a la solicitud popular de realizar una
Asamblea Constituyente, tal como se ha vivido en varios países hermanos de
nuestra América en el último tiempo, con el objetivo de refundar el país sobre
valores compartidos y votados por todos sin imposición alguna, el propio
presidente del Senado, Camilo Escalona, que se dice ser “socialista” y es parte
de la que se dice ser la “oposición” al Gobierno de Piñera, exclama que Chile
no necesita una Asamblea Constituyente y que las instituciones funcionan, no
hay crisis, dice, y punto, que nadie lo discuta. ¡A concentrarse en las
elecciones señores, vote por nosotros, again!, agrega.
Claro, como ocupa el máximo sillón del
parlamento, está convencido que las instituciones funcionan, desde su
particular óptica que según parece no alcanza más allá de dos metros de su
propia nariz.
Saludos le manda, cariñoso, un niño de cinco
años que se levanta respirando el humo de la pasta base en la que ahoga y
reproduce la cesantía su padre de 15 años, tal como lo hizo su padre y en un
par de años lo hará su hijo. Saludos te manda, Escalona, Piñera, esta cultura
pobre en la que nos tienen viviendo obligados. Saludos les manda el pueblo
mapuche, que resiste en huelgas de hambre los cientos de años de colonialismo
capitalista.
Afortunadamente nuestra juventud recién
comienza a vivir su primavera y está despertando, sin mucho conocimiento
formal, derivado de las falta de oportunidades educativas y de la cultura
basura que propaga la televisión, pero con el conocimiento de la experiencia
fraterna en su colegio, en su asamblea, en su barrio y organización, a puro
corazón y guiados por la intuición, constatando que la mierda que les tocó
respirar no tiene ni debe porque ser lo único, con la certeza de que más allá
los espera ese “jardín del edén” que irónicamente, a estas alturas, reza el
himno nacional.
Cada día cientos deciden apagar la tele, y
volcarse a las calles, pintar, cantar, construir, pedalear, conversar, discutir,
luchar, manifestarse, protestar. La revolución, mientras no se da en las
estructuras del país ni en las leyes, se está dando en sus mentes y en las
esquinas.
Educación libre, conectada con la comunidad,
al servicio de ésta, sin fines de lucro, con el fin del bien común, abierta al
debate, a los cuestionamientos de todo y cada uno de lo establecido, transversal,
con profesores-estudiantes y estudiantes-profesores, para un mundo ecológico,
un país igualitario, justo, inteligente, solidario, sin depredadores, sin
explotación, con todas las razas y pueblos en diversidad y comunión.
Ya van varios años, y la lucha de conciencias
seguirá, ni la bota militar, ni el actual aire irrespirable de este Santiago
gris, logaron ni lograrán marchitar completamente la flor, que brotó en Chile,
y tarde o temprano se transformará en un árbol con frutos de sobra y cobijo para
todos. Para allá vamos, mojados, intoxicados, pero cultos en lo nuestro, lo
relativo al corazón. El secuestro es una ilusión.