El gasto militar en Estados Unidos, como en el caso de España y a buen seguro de tantos otros países, se reparte entre diversos departamentos que no son únicamente el Departamento de Defensa (equivalente al Ministerio de Defensa del Estado español). De este modo, además del
Pentágono que es dónde descansa la mayor parte del presupuesto de las fuerzas armadas, existen otras partidas asignadas a otros departamentos con un claro significado militar. El gasto de mayor proporción es el denominado de manera siniestra como “guerra contra el terrorismo”. Éste incluye las misiones militares en las guerras de Afganistán e Irak, las que gozan de un presupuesto especial que de forma periódica, se ve aumentado en el transcurso del año de acuerdo con las necesidades de ambos conflictos, y que ha oscilado desde 20.000 millones de dólares en 2001 a los 170.000 millones de dólares de 2007. Otro caso es el del armamento nuclear, que se encuentra englobado en el Departamento de Energía. Así mismo, existen departamentos como el de cooperación militar con otros estados; el de la administración general de los servicios de defensa; el de veteranos de guerra, de jubilados y oficiales que pasan a la reserva donde se pagan sus pensiones; el de seguridad interior de cuyo presupuesto un 70% se destina a cuestiones militares, como por ejemplo el mantenimiento de la Guardia Nacional; el presupuesto de la NASA, una parte del cual se destina al sistema militar del escudo antimisiles para cuestiones derivadas de un sistema de información que sirva de protección y aviso de posibles ataques; o el caso de la agencia de inteligencia (CIA) que sin la menor duda tiene implicaciones militares y que, a pesar de que sus cuentas están bajo secreto de estado, siempre se acaba filtrando su presupuesto, que en 2008 alcanzará la cifra de 44.000 millones de dólares (1). También se debería de tener en cuenta la cuestión de la deuda pública y los intereses que genera que en el caso de EE.UU. es enorme, porque el gasto militar también es responsable de éste endeudamiento y sería apropiado cargar la parte proporcional del Departamento de Defensa, como muy bien señala la War Resister League (2).
Es decir, existe todo un conjunto de departamentos separados entre sí, pero con partidas de un claro contenido militar, que siguiendo los criterios de qué se entiende como gasto militar, deben englobarse, para saber exactamente el dispendio real de Estados Unidos en la preparación de la guerra. Por tanto, podemos observar (Tabla 1) como el presupuesto del año fiscal próximo (en Estados Unidos va de octubre de 2008 a septiembre de 2009) que fue enviado al Congreso para su aprobación, alcanza cotas muy superiores al presupuesto del Pentágono.
Un comentario más detallado es necesario sobre los costes de la denominada por la Casa Blanca “guerra contra el terrorismo”. La estimación para el mantenimiento de las misiones militares que mantienen en las guerras de Irak y Afganistán es, para el año próximo, de 70.000 millones de dólares. Sin embargo, Robert Gates, Secretario de Defensa, declaró ante la Comisión de Defensa del Senado norteamericano que el gasto previsto para el próximo ejercicio será de 170.000 millones de dólares. El gasto real del pasado año 2007 fue de una cuantía similar, 170.400 millones de dólares; y en 2008 ya se ha autorizado un gasto de 86.800 millones de dólares. Así, el total del gasto directo desembolsado en marzo de 2008 alcanza la cifra de 695.700 millones de dólares. Aunque Joseph Stiglitz, ex-vicepresidente del Banco Mundial ha realizado cálculos que contienen, además del gasto militar autorizado, los gastos indirectos por las pérdidas ocasionadas, tanto económicas como humanas, en infraestructuras, indemnizaciones por muerte, también para heridos y enfermos, y eleva el coste de ésas guerras a la astronómica cifra de 3 billones de dólares.
Si seguimos los criterios establecidos por el SIPRI (3), aplicados por la propia OTAN, de que el gasto militar debe englobar todas aquellas partidas que tengan como destino el mantenimiento de las fuerzas armadas y la defensa del territorio ante un posible ataque exterior; y sin entrar en quién lleva razón de los tres análisis comparados que se muestran en la Tabla 1, parece razonable pensar que la realidad se acerca más a las cifras de War Resisters League y del Center for Arms Control and Non-Proliferation (4) (CACNP); que a las cifras del Center for Strategic and Budgetary Assessments (5) (CSBA), es decir, que el presupuesto militar real de EE.UU. para el próximo ejercicio, oscila entre 720.000 y 965.000 millones de dólares anuales.
Por otra parte, observemos qué dicen dos de los anuarios mundiales más consultados. Según el último anuario del SIPRI con los datos disponibles del 2006, el gasto mundial fue de 1.158 billones de dólares. Aunque el mismo SIPRI aporta un nuevo indicador mucho más esclarecedor de la realidad del gasto. En lugar del valor constante del dólar, aporta la paridad del poder adquisitivo (PPA) de la población, que indica un valor mucho más ajustado al valor real de cada país en comparación con otros estados. De este modo, estima que el gasto del los 15 países que ocupan los primeros puestos del ranking mundial es de 1.270,2 billones de dólares en PPA, por lo tanto, el gasto total mundial seguro que es muy superior. De alguna manera el SIPRI nos está señalando que los números nos engañan y que todo depende de quién haga las cuentas para que los resultados den un resultado u otro. Por otro lado, The Military Balance 2008 (6) dice que el gasto mundial este año alcanzará los 1.472,7 billones de dólares. Ambos coinciden en que el gasto militar de EE.UU. representa casi la mitad del mundial, entre el 46% y el 48%. Esta cifra prácticamente iguala al resto de países del planeta y se encuentra muy por encima de los dos países que le siguen en el ranking mundial, China, con 121,9 millones de dólares y el 8% del gasto militar mundial, y Rusia en tercer lugar con 70 millones de dólares y el 5% del gasto militar mundial. En estos dos países también resulta muy difícil conocer el gasto militar real.
Con esto quiero señalar dos cosas. Por una parte, que el gasto militar real mundial, vistos los casos estudiados de Estados Unidos y de España (7) , podría llegar a superar entre un 60% y un 80% el que los estados declaran, y que recogen los diferentes anuarios de centros de estudios, situándose por encima de los 2 billones de dólares. Por otra parte, quería señalar qué vivimos inmersos en una carrera de armamentos con una grave merma para el desarrollo humano y la paz mundial que nos conduce inexorablemente a tensiones geopolíticas y muy probablemente a nuevas guerras.
Tabla 1. Gasto militar USA 2009 (en millones de dólares corrientes)
Tomada de la página: http://www.centredelas.org/
Notas:
(1) Dreyfuss, Robert La financiación de las fuerzas armadas imperiales, The Nation, traducción Sin Permiso 11/6/07
(2) www.warresisters.org/
(3) www.sipri.org/
(4) www.armscontrolcenter.org/policy/securityspending/
(5) www.CSBAonline.org/
(6) www.iiss.org/publications/the-military-balance
(7) www.justiciaipau.org/centredelas/ Se puede encontrar información del gasto militar real d’Espanya de los últimos 18 años.
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